What do we mean when we say that Montblanc is a German pen? Or, in other words, how do we ascribe a pen brand to a country?
The question might sound either obvious or irrelevant. In actual terms, it is both.
Usually, we aficionados largely follow the tradition and initial birthplace of the brand. Thus, Montblanc is German and Parker, American. But changes in the property and delocalization of the production pose a number of questions to this strategy: Is Parker still American when its production and headquarters are located in France since 2011? Or is it still American because the parent company –Newell Brands-- is American?
But if so, is Lamy now a Japanese brand?
And then we see the problem—any criterion we might want to follow will result in some strange or paradoxical conclusion.
Interestingly enough, the big three Japanese companies and their brands are among the easiest to identify as Japanese—Japanese production, Japanese capital, Japanese headquarters...
And then marketing enters the scene. The prestige of the label “Made in Japan” tempt other makers to claim it for themselves based, more often than not, on very weak arguments. Such was the case, at least for a while, of Danitrio: Taiwanese capital based in California using German nibs and with Japanese decoration. Enough to be Japanese?
And that is the problem after all—capital, components, manufacturing, etc can all have different locations and ascribing one single country to that melange is, at least , inaccurate. And misses completely the economics of pen production.
So, in this state of events, it would be much easier to simply ignore the category of country of origin and stick to the brand. After all, we might be ready to identify Lamy as Japanese or Parker as French.
But.. what am I doing writing about Japanese pens?
WiPens Toledo – Pilot (Thai) Black
Bruno Taut
May 2024
etiquetas: mercado, metabitácora
Bruno Taut
May 2024
etiquetas: mercado, metabitácora
6 comments:
Big questions. I don't really have any answers specifically to the pen trade, but it's a reflection of global trade that everything is owned through layers of shell companies and fund mangers. In the case of Parker, you can also ask what the status is of their Danish, or Australian, output.
Perhaps the best idea is to learn as much as you can, learn the history, learn the context - then see how that applies to other goods, services and patterns of history.
Hello. I am an artist/photographer, working digitally and with film. I am also a visual artist, which is why I now own and embarrassing number of Pilot pens. In photography, the general consensus has, for ages, been that German lenses (e.g. Zeiss, Leitz) are superior to any other lens made anywhere else. Photographers who actually know something about lenses by way of actually using them to make images, know this is not necessarily true. I have a few Zeiss lenses. They are, without exception, superb. However, when I was working with large format film (8x10, 5x7, 4x5), I found my favorite lenses to be those manufactured by Kodak (they were the prestige brand at one time; German lenses were considered second rate) and Fujifilm; which produced lenses in the USA and Japan respectively. I think the same thing is going on with pens. I have 4 Pilot pens, including two Falcons (one is an Elabo, samething). I use them because they are the closest thing I have found to using a traditional dip pen, without the hassel of dipping the ink in a bottle every few seconds. I played with a Lamy once or twice, and found them to be adequate for writing, but I use my pens for making art. I could not care less where the pens are manufactured. I have yet to find anything better. As I am writing this, I am awaiting my third Pilot Falcon (Metal!) in the post. I like the pens that much. I can't seen any reason to buy European fountain pens, as I prefer cheap rollerballs to the "fine" nibs offered by European brands, as they tend to be what I would call "medium". Your mileage may vary. Cheers.
Interesante reflexión, en la medida en toca un asunto de suma importancia, es decir, los criterios taxonómicos y de clasificación. Criterios sin los cuáles la estilográfica como institución no logrará alcanzar el rango de una disciplina; y si es que es posible que logre alcanzarlo. Ciñéndome al asunto de la nacionalidad de las marcas, en mi opinión debería seguirse un criterio que apelara estrictamente a su origen histórico, sin perjuicio de todas las componendas que hubieran de añadirse a efectos de precisión. Así, por ejemplo, Waterman, Parker y Sheaffer son marcas de nacionalidad estadounidense; en tanto que Lamy y Pelikan son alemanas. La cuestión capital estriba en ponerse de acuerdo en fijar el criterio de clasificación, evitando cruzar unos criterios con otros. Ponerse de acuerdo implica determinar la relevancia de las etiquetas que rigen la clasificación en sus géneros y especies. Desde este punto de vista, el país dónde surgió históricamente la compañía me parece muy relevante, pues asumo que es en el campo de la Historia donde la estilográfica como institución tiene mayores posibilidades para llegar a constituirse en una disciplina. Y esto sin perjuicio de otros criterios de clasificación que pudieran aplicarse a otros campos de esta institución, como podría ser la ingeniería, la economía, etc.
Un saludo.
Gracias, Waterman's 13, por tu aportación.
Como he dicho en mi texto, creo que el problema último es que ningún criterio está a salvo de contradicciones o de paradojas. El criterio del origen histórico, tal y como lo sugieres, nos es muy querido a los aficionados, pero muestra sus flaquezas en marcas cuyo cambio de nacionalidad se produjo hace muchos años. El ejemplo más sencillo es el de Swan (Mabie Todd), inicialmente estadounidense (1873) y posteriormente británica tras la quiebra de la casa madre. A. Lambrou, por ejemplo, incluye esta marca entre las británicas y apenas la menciona como estadounidense.
Y de ahí mi reflexión inicial.
Saludos,
BT
El ejemplo "Mabie Todd", que has señalado, es muy preciso y revelador en cuanto a las dificultades para determinar un criterio de clasificación en atención a la nacionalidad de las estilográficas. Lambrou, en efecto, la clasifica genéricamente como marca británica, supongo que acogiéndose a una tradición asentada que podríamos explicitar como años de asentamiento de producción de una determinada marca en un país concreto independientemente del origen histórico de la misma. Esta suposición la hago sobre la base de otras clasificaciones que abundan en la misma línea en su libro "Fountain Pens of the World", como, por ejemplo, el hecho de que Parker figure simultáneamente en el apartado dedicado a plumas estadounidenses y británicas; o que Waterman aparezca no sólo en la sección de Estados Unidos, sino también en la referida a Francia. En cualquier caso, Lambrou no explicita sus criterios de clasificación con precisión, tal vez porque no conceda al asunto la importancia que la cosa merece, y que en tu reflexión queda claro que sí la tiene. Stephen Hull, sin embargo, sí tiene cuidado en atenerse a un criterio taxonómico preciso, con el que se puede estar o no de acuerdo, pero preciso, como se constata en el título de su libro dedicado a Swan: "The Swan Pen. Mabie Todd in England. 1880-1960". Aunque hay que admitir que al tratarse de un libro dedicado en exclusiva a una única marca lo tuvo mucho más sencillo que Lambrou, pues Hull ya podía operar desde la especie, saltándose el género, que es lo mollar de esta cuestión que nos planteas.
En conclusión, si nos ponemos de acuerdo, por ejemplo, en que el criterio de clasificación a seguir para determinar la nacionalidad de una marca es su origen histórico, y así lo justificamos por su relevancia, es decir, por el hecho de que al utilizar este criterio podemos reunir en el género un mayor número de especies que con otro criterio alternativo, entonces habremos dado el primer paso para convertir la institución de la estilográfica en una disciplina, por cuanto que su condición necesaria (pero no suficiente) para llegar a serlo sería cerrar el campo de sus conceptos mediante la universalización de los mismos. Para ello, habría que estar dispuesto, en primer término, a despojarse de tradiciones asentadas en el tiempo que indiscutiblemente han sido funcionales pero que impiden la conversión de la estilográfica en disciplina. Así, por ejemplo, habría que afirmar que Swan (Mabie Todd) es estadounidense, de acuerdo con el criterio que he sugerido. Pero me temo que los usos y costumbres no cambian de un día a otro.
Disculpa la extensión de mi respuesta. Aquí lo dejo.
Un saludo.
Y gracias por tu estupendo blog, que visto con frecuencia.
Gracias por el comentario, Waterman's 13.
Y al final, llegamos a mi punto de partida: que cualquiera que fuere el criterio para establecer la nacionalidad de la pluma incurriríamos en adscripciones antiintuitivas, paradójicas o incluso inaceptables. Por supuesto que esos criterios existen, pero todos serían problemáticos.
Saludos,
BT
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